El Salmo 150 a la Luz del Análisis Retórico Semítico

Resumen

Como es sabido de todos nosotros, los salmos formaban parte de la vida del pueblo judío, a tal punto que, mientras el Prólogo del libro del Eclesiástico se refiere a las Escrituras a partir de la división “la Ley, los Profetas y los otros libros” (Prólogo Eclo 1.8.24-25), el Evangelio de Lucas habla de las mismas Escrituras, mencionando una división a partir de lo libro de los Salmos, afirmando que todo conducía a Cristo: “en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos” (Lc 24,44). Es interesante observar que los cristianos usaron y valorizaron los Salmos en sus liturgias, sea como oraciones, sea como himnos, entonando alabanzas a Dios, en sus más variadas formas y melodías. Ante esto, tencionamos reflexionar sobre el Sl 150, la conclusión de todo el Salterio y uno de los salmos más musicados a lo largo de nuestra historia. El Sl 150 está marcado y demarcado a su ritmo por la ocurrencia del verbo “alabar”, siendo que 12 veces en la forma piel imperativa y una en piel imperfecta. Colocar este salmo ante el análisis retórico bíblico semítico y poder adentrarse en el mismo, según sus criterios, nos ayuda más aún a percibir su riqueza y a mejor usarlo en el estudio, en la oración personal y comunitaria.